La autocaravana no ha aparecido en nuestra civilización por arte de magia. Tiene unos profundos precedentes en la historia de la humanidad. Nuestros antepasados han viajado sobre vehículos rodantes y a ellos debemos la situación actual del autocaravanismo. Por eso, es preciso hacer una breve mención de los precursores esenciales de la autocaravana: la invención de la rueda, el carro y el carruaje.
La rueda es uno de los inventos fundamentales en la Historia de la humanidad, por su gran utilidad en la elaboración de alfarería, en el transporte terrestre y como componente fundamental de algunas máquinas antiguas, por ejemplo, la noria.
La invención de la rueda corresponde a la época final del neolítico y se puede relacionar otros avances tecnológicos que dieron lugar a inicio de la Edad de Bronce.
Los estudios estiman que fue inventada en el quinto milenio a. C. en Mesopotamia, durante el período de El Obeid, en la antigua región conocida como Creciente Fértil, inicialmente, con la función de rueda de alfarero. Posteriormente se empleó en la construcción de carros; se difundió por el Viejo Mundo junto con los carros y los animales de tiro.
El carro es un vehículo montado sobre dos ruedas. El carro procede de la antigüedad y es la evolución del trineo de carga, una plataforma sobre patines, representada a menudo en los antiguos monumentos egipcios. Las primeras ruedas consistieron en troncos de madera cortados en discos sólidos que, sin duda, evolucionaron de los rodillos situados bajo los trineos utilizados para disminuir la fricción.
Se cree que para facilitar la fabricación, se comenzaron a hacer los ejes y las ruedas por separado, uniéndolos más tarde mediante una clavija, llegando a tener lo que a día de hoy conocemos como la rueda.
Los primeros carros se utilizaron para los trabajos agrícolas, luego para el transporte de viajeros y también para la guerra. Los asirios poseían carros de lujo para sus monarcas y carros de combate. Los egipcios tenían una mayor variedad. En excavaciones situadas en Mesopotamia se han hallado restos de carros de cuatro ruedas, cuya antigüedad cabe situarla hacia los 3000 o 2500 años antes de nuestra era. Hacia el año 2000 a.C. los egipcios usaban carros de dos ruedas tirados por caballos en cacerías y actividades militares. Los asirios, los griegos y los romanos también usaban este tipo de carro. La forma de carruaje más primitiva variaba de país a país. Se alargaron sus ruedas, se agrandó su tamaño y, por último, se generalizó el uso de las cuatro ruedas.
Mientras que el carro tiene sólo un par de ruedas, un carruaje o una carreta tiene dos pares de ruedas que le proporcionan estabilidad cuando está desenganchada de su tiro de arrastre.
Un carruaje es un vehículo para el transporte de pasajeros formado por una armazón de madera o hierro, montada sobre ruedas con un sistema de amortiguación o suspensión y tirado por caballos u otros animales.
En Europa el sistema de suspensión se desarrolló en el siglo XVI, al separarse el cuerpo del carro de los ejes y suspenderlo mediante unas correas de cuero (sopandas). Se dice que es la ciudad húngara de Koczi la que dio nombre a este tipo de cómodos vehículos. El “vagón” de Koczi se hizo popular en Europa como Kutsche, Koets, Coach, Coche, etcétera. El lujo que suponían la suspensión hizo más fáciles los viajes y a partir de entonces, se construyeron diversos tipos de carruajes.
Para viajes de largo recorrido, el carro con palio o capota fue sustituido por un carruaje con techo, más tarde por una cabina cerrada con puertas y ventanas, como la berlina o el landau. Para ceremonias profesionales se construyeron carrozas bellamente decoradas para reyes, príncipes y obispos. Además existían vehículos más sencillos, que a menudo tomaban su nombre de su función o forma.
Después de 1800, cuando la técnica industrial de manipulación del hierro se desarrolló, elementos de acero sustituyeron a las correas de cuero. Las ballestas, los ejes y otros componentes metálicos producidas industrialmente mejoraron la calidad de los carruajes. Incluso fue posible reducir los costes de producción de los distintos modelos basados en piezas standard. Cada carrocero local podía diseñar su propio modelo de coche.
El siglo XIX fue la Edad de Oro del carruaje. Los gobiernos pavimentaban las carreteras y estimulaban el tráfico. La Revolución Industrial aumentó la riqueza de las clases medias y éstas compraron miles de carruajes. Se crearon fábricas de carruajes en muchos países; publicaban catálogos, estaban presentes en exhibiciones industriales y vendían sus productos en todo el mundo. Los carroceros se hicieron industriales.
Los carruajes se han convertido en antigüedades, hoy en día el unico tipo que todavía encontramos en desarrollo es el marathon (vehículo de competición deportiva).
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